Аnalítica

¿Por qué los políticos ahora aman las stablecoins? Spoiler: no es por la libertad financiera

Durante años, la narrativa política en torno al ecosistema cripto osciló entre el escepticismo y la represión. Sin embargo, de repente, las stablecoins emitidas por bancos comenzaron a recibir apoyo desde los niveles más altos del poder político. ¿La razón? No tiene nada que ver con ideales libertarios, ni con la innovación, ni con la inclusión financiera.

Como sostiene Arthur Hayes en su último ensayo, los políticos actúan no por principios, sino por conveniencia.

Quizás a los políticos les importe la libertad financiera en abstracto, pero los ideales elevados no impulsan la acción.

Arthur Hayes

En otras palabras, el poder no se mueve por ética, sino por necesidad fiscal. Y ahora mismo, Estados Unidos enfrenta un problema estructural: déficits crecientes y restricciones monetarias.

Las stablecoins bancarias: un bypass monetario

Aquí entra en juego el verdadero motivo por el cual las stablecoins bancarias tienen luz verde en Washington: permiten financiar el déficit sin activar la maquinaria inflacionaria de la Fed.

¿Cómo funciona?

Los bancos «demasiado grandes para quebrar» (TBTF) emiten stablecoins respaldadas por dólares. Con esos depósitos digitales, compran T-bills (bonos del Tesoro de corto plazo) que ofrecen rendimiento atractivo sin riesgo de duración. Así, el Tesoro se financia. Los bancos ganan intereses. Los políticos evitan el costo de otro QE.

El Tesoro liderará la próxima era de expansión monetaria, y lo hará apalancando al sector bancario comercial, no a la Fed.

Arthur Hayes

Este bypass monetario no necesita inflación ni leyes nuevas. Solo necesita una narrativa: la cripto innovación bien regulada. Y por eso los políticos la abrazan: porque no desafía su poder, sino que lo refuerza.

  • El plan secreto de Wall Street con las stablecoins bancarias

Cripto con correa, y Bitcoin en la mira

Mientras las monedas estables bancarias se institucionalizan, Bitcoin y las DeFi descentralizadas continúan bajo asedio regulatorio. La señal es clara: no se trata de cripto o no cripto, sino de control.

El poder político tolera -y hasta promueve- la versión de las stablecoins que sirve a sus objetivos fiscales. Pero rechaza todo aquello que empodere al ciudadano sin intermediarios.

Las stablecoins bancarias son, en el fondo, una sofisticada forma de deuda digitalizada. Y como tal, son funcionales al sistema que las crea.

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